jueves, 9 de febrero de 2012


Desde el inicio de la humanidad el hombre ha encontrado formas de expresarse, que al paso del tiempo han sido consideradas arte. En este semestre concretaremos que lo que el hombre hace es parte de la cultura, y que esta cultura es muy particular dependiendo del grupo social al que pertenezca, lo que enriquece y diversifica las posibilidades artístico-culturales.


Como hemos visto en semestres anteriores, la manifestación dancística del hombre surgió con una función mágico ritual, en un entorno colectivo que se fue especializando para ser ejecutado solo por individuos dedicados al culto de lo divino, de acuerdo a las particularidades de cada pueblo; lo que conllevó a que el pueblo y la nobleza la utilizaran para su recreación.


Un gran golpe para la danza fue su prohibición durante el desarrollo y apogeo de la religión católica, por considerarla paganas, aunque después de mucho tiempo logró ser tolerada y aceptada gracias a su desarrollo dentro de las grupos campesinos, llegando inclusive a ser trasladada a las grandes cortes para el esparcimiento de los nobles, cambiando entonces su condición a una función social.


Fue en las cortes, específicamente en las italianas, donde la danza pudo codificarse y trasladarse a las cortes francesas, gracias a Catalina Médicis, para crear lo que hoy conocemos como ballet o danza clásica, siendo esta la primera danza en ser creada específicamente para ser apreciada por un público, tal y como ya ocurría con la ópera o el teatro, tomando de este modo una función escénica. El ballet logró perfeccionar su técnica, creándose con ello los bailarines profesiones y teniendo con ello una función profesional, llegándose al grado de convertirse en toda una demostración de proezas, mismas que fueron cuestionadas y rechazadas para crear una nueva danza escénica: la danza moderna.


La danza moderna ha experimentado múltiples etapas y tendencias, como el postmodernismo, hasta convertirse en danza contemporánea, una danza tan particular como coreógrafos o bailarines la practican, sin embargo aún se entrenan en la técnica de la danza clásica, sin dejar de lado las técnica surgidas para desarrollar sus propias necesidades cinéticas, como son la técnica Graham y la realice.


Estas danza creadas para desarrollar una función escénica, el ballet y la danza contemporánea, si bien tienen como remotos orígenes las danzas campesinas, tal como se han desarrollado difícilmente podrían ser ejecutadas por un ser humano común y corriente, se requiere de un entrenamiento exhaustivo y constante para lograr apropiarse de la técnica, de un código de comunicación y lograr expresarse con él.


Así como esas antiguas danzas campesinas fueron la base del ballet, otras danzas populares han surgido y han sido llevadas a un público que no tenía acceso al ambiente cortesano, y posteriormente tampoco a los grandes teatros. En plena revolución industrial muchas de las nuevas danzas surgidas de un pueblo, ahora citadino, lograron captar la atención de las masas en escenarios menos fastuosos y con el objetivo de entretener y obtener jugosos ingresos. Surgido el papel del empresario, se empiezan a crear espectáculos de gran calidad y profesionalismo, no solo en el teatro sino para el cine, que requieren de una forma de expresión más accesible para el público, pero que a la vez denota una marcada diferencia entre lo que un individuo y un bailarín profesional son capaces de realizar. Es así como las danzas populares urbanas pasan a formar parte de los espectáculos, creándose con ello una técnica para su entrenamiento, como lo son el tap, el jazz, los bailes de salón, y en épocas más recientes el hip hop y otras más que llegan a estar de moda.


Así como las danzas populares urbanas fueron objeto de apropiación para las producciones escénicas, desde principios del siglo XX las danzas populares rurales también captaron el interés de los teóricos de la danza moderna, de compañías de espectáculos, e inclusive de instituciones culturales y educativas, lográndose una gran difusión de estas manifestaciones artísticas, lo que llevó al desarrollo de una técnica para su enseñanza y ejecución, creándose una nueva función para esta forma de expresión: la educativa, y en fechas más recientes la terapéutica al utilizarla para revertir dolencias físicas o emocionales.