Desde el inicio de la
humanidad el hombre ha encontrado formas de expresarse, que al paso del tiempo
han sido consideradas arte. En este semestre concretaremos que lo que el hombre
hace es parte de la cultura, y que esta cultura es muy particular dependiendo
del grupo social al que pertenezca, lo que enriquece y diversifica las
posibilidades artístico-culturales.
Como hemos visto en
semestres anteriores, la manifestación dancística del hombre surgió con una
función mágico ritual, en un entorno colectivo que se fue especializando para
ser ejecutado solo por individuos dedicados al culto de lo divino, de acuerdo a
las particularidades de cada pueblo; lo que conllevó a que el pueblo y la
nobleza la utilizaran para su recreación.
Un gran golpe para la danza
fue su prohibición durante el desarrollo y apogeo de la religión católica, por
considerarla paganas, aunque después de mucho tiempo logró ser tolerada y
aceptada gracias a su desarrollo dentro de las grupos campesinos, llegando
inclusive a ser trasladada a las grandes cortes para el esparcimiento de los
nobles, cambiando entonces su condición a una función social.
Fue en las cortes,
específicamente en las italianas, donde la danza pudo codificarse y trasladarse
a las cortes francesas, gracias a Catalina Médicis, para crear lo que hoy
conocemos como ballet o danza clásica, siendo esta la primera danza en ser
creada específicamente para ser apreciada por un público, tal y como ya ocurría
con la ópera o el teatro, tomando de este modo una función escénica. El ballet
logró perfeccionar su técnica, creándose con ello los bailarines profesiones y
teniendo con ello una función profesional, llegándose al grado de convertirse
en toda una demostración de proezas, mismas que fueron cuestionadas y
rechazadas para crear una nueva danza escénica: la danza moderna.
La danza moderna ha
experimentado múltiples etapas y tendencias, como el postmodernismo, hasta
convertirse en danza contemporánea, una danza tan particular como coreógrafos o
bailarines la practican, sin embargo aún se entrenan en la técnica de la danza
clásica, sin dejar de lado las técnica surgidas para desarrollar sus propias
necesidades cinéticas, como son la técnica Graham y la realice.
Estas danza creadas para
desarrollar una función escénica, el ballet y la danza contemporánea, si bien
tienen como remotos orígenes las danzas campesinas, tal como se han
desarrollado difícilmente podrían ser ejecutadas por un ser humano común y
corriente, se requiere de un entrenamiento exhaustivo y constante para lograr
apropiarse de la técnica, de un código de comunicación y lograr expresarse con
él.
Así como esas antiguas
danzas campesinas fueron la base del ballet, otras danzas populares han surgido
y han sido llevadas a un público que no tenía acceso al ambiente cortesano, y
posteriormente tampoco a los grandes teatros. En plena revolución industrial muchas
de las nuevas danzas surgidas de un pueblo, ahora citadino, lograron captar la
atención de las masas en escenarios menos fastuosos y con el objetivo de
entretener y obtener jugosos ingresos. Surgido el papel del empresario, se
empiezan a crear espectáculos de gran calidad y profesionalismo, no solo en el
teatro sino para el cine, que requieren de una forma de expresión más accesible
para el público, pero que a la vez denota una marcada diferencia entre lo que
un individuo y un bailarín profesional son capaces de realizar. Es así como las
danzas populares urbanas pasan a formar parte de los espectáculos, creándose con
ello una técnica para su entrenamiento, como lo son el tap, el jazz, los bailes
de salón, y en épocas más recientes el hip hop y otras más que llegan a estar
de moda.
Así como las danzas
populares urbanas fueron objeto de apropiación para las producciones escénicas,
desde principios del siglo XX las danzas populares rurales también captaron el
interés de los teóricos de la danza moderna, de compañías de espectáculos, e
inclusive de instituciones culturales y educativas, lográndose una gran
difusión de estas manifestaciones artísticas, lo que llevó al desarrollo de una
técnica para su enseñanza y ejecución, creándose una nueva función para esta forma
de expresión: la educativa, y en fechas más recientes la terapéutica al
utilizarla para revertir dolencias físicas o emocionales.